EL CAMPO
La vieja agua de un año que no volverá se desliza por la muerte de unos labios. Demasiado silencioso bajo la higuera el viejo poeta se rascaba los brazos en ese atardecer que era una tormenta. El higo rozado por el golpe de una nave amarilla que picaba sutil al borde de una estrella.
Y que ella sonreía. La carne abierta de sus muslos mezclada a los pequeños saltos de los pájaros y una misma ala que brota de las hojas. El sombrero y la rama de los árboles. La música de una raíz que sale de la tierra. La laberíntica búsqueda en la lengua conminando al altar de los cuerpos. El humo mas bien denso de algo que arde breve. Un jadeo que arrastra las partes corrompidas de los sueños lentamente.
¿Decidirás ahora bajo este cielo negro desvestir ese fruto?
Allá en el fondo se ven sierras azules. Aquel vestido transforma todo el campo.
Sólo ella murmuraba.
EL ENGAÑO POR LA FLUIDEZ DE LAS FORMAS
Represa de don Pipi.
Ella me gustaba más que la poesía moderna.
Tenía la cabeza cortada
y desde allí
como rayos que pesan más que el cielo
caían sus cabellos
envueltos en dos trenzas.
Ahora
blancamente atraviesa
cuando sueño.
Alas de escarabajos brillaban en sus pechos.
En sus ojos
esa lengua quieta.
Sólo la luna
allá adentro
se ondula con el viento.
(De Trampa natura, 2000)
LA CABEZA EN EL AGUA
Sostenía tu cabellera en mis manos
el invierno va adormeciendo las montañas
el fuego se ha ido desprendiendo de este lugar
el puma que quebraba las sombras del saladar
ha entrado por nuestra ventana
estás muerta en el humo abrazada por el felino
y en esa muerte
sueñas en el piso húmedo de la sala de piedra.
En esa crianza letal
sueñas con el fantasma peregrino
con el húsar de Conrad
con el bello húsar de Mutis.
Descansemos. Hay silencio.
El disparo debe haber ahuyentado a quienes
se acercaban.
En esos días estábamos borrachos
como los pájaros
con la flor del yuchán.
(De Caja de fuego, 1983)
FU MANCHU Y SACRILEGIO
Serpiente de la luz.
Oh sí serpiente. Blanda sobre las cáscaras de las piedras invertidas
en los ojos de un mago
tus ojos transparentes germinan a la sombra danzando en
algunas de tus escamas.
A un año de los tristes
los pilotos del desierto se ríen en tu sed mientras la flor sale
desde tu calavera.
Oh sí serpiente, tu piel surge contraria y sabe dividirse con las
piernas mezcladas en collares.
Vientre dulce de las abejas muertas, explotas como pañuelos
de diversos tamaños en los dientes de un loco
mientras el mágico dolor de la sorpresa ayuda a que vivas,
Hechicera.
(De Escrito sobre los animales solitarios, 1971)
Publicado en EVT on line, noviembre de 2006
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Categorías:EVT Nº 12, Julio Salgado
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