Poemas de Elena Anníbali
tabaco mariposa
aprendí a fumar con rubén
enrrollando tabaco mariposa en papel
de seda
lo hacíamos de noche
sentados en un escalón de la casilla
mientras a nuestros pies
sus lánguidos perros soñaban
con la sangre dulce de las liebres
en el monte cercano
a veces todo era oscuridad, salvo
su cara
iluminada brevemente por el fuego
como un animal
por los relámpagos
el día que se fue del pueblo
me dejó su radio
y los jabones partidos
que yo usaba pasándomelos
despacio
por el cuerpo
con la última espuma disuelta en el agua
se fue, también, la memoria
y el deseo de él
una cosa fragante
y sutil
como los eucaliptos
cuando los moja la niebla
mañana de verano
a los siete, una mañana de verano,
mi tiré al tanque desnuda
un verdín viejo y neblinoso
ocultaba los peces
breves y violentos
que fueron a morderme
los pies
hubo algo carnal en la manera
en que los dientes
y la sangre de todos
se mezcló
con la asfixia
con el miedo a la muerte
con el espasmo tembloroso
en que brillamos
al unísono
obediencia
besame el corazón, pidió
entonces tomé el cuchillo
lo abrí desde la garganta
hasta el estómago
y rompiendo de a una sus costillas
hurgué y hurgué con los dedos
su tórax, hasta encontrarlo
estaba aún tibio y era rojo, grande,
hermoso como una fruta no imaginada
acerqué los labios para dar el beso más dulce de mi vida
luego cerré sus ojos y le dije al oído
que siempre haría lo que él quisiera
.