Lo que se ve
desde aquí, todo lo que se ve: el peso
del aire venciendo estas ramas
secas, las hojas verdes, aún verdes
cayendo en las calles antes de tiempo
carteles indicando un puesto de flores
una farmacia y un estacionamiento
abiertos las veinticuatro horas del día
un paredón alto, gris
y húmedo, una cruz de acero
ahuecada en su centro, vacía
como el cielo al que apuntan
sus vértices, desde una isla
tan blanca como desierta, un hombre
alto y delgado me extiende
las manos, por ahora
es todo lo que puedo ver
Desde la esquina
cuando paso por la esquina
de su casa, la casa que habitamos
por años, y el semáforo me obliga
a detenerme unos segundos
sin querer, deslizo la mirada
hacia arriba, décimo piso interno
orientación noreste, y allí me quedo
en la ventana de nuestra pequeña
habitación; allí me quedo
a la espera de alguna señal, un signo
el resplandor de una luz
Desplazamientos
se fueron desplazando
en absoluto silencio, invadieron
músculos, tejidos blandos
células sanas grandes y pequeñas
segundo a segundo
lo fueron cubriendo todo
la fuerza de la lava que tras años
de permanecer encerrada a oscuras
dormida en lo profundo
del volcán, se enciende
Casa vacía
entré en la casa vacía
como quien pisa un nido
vacío, como quien entra
de un golpe seco en una caverna
húmeda y silenciosa; un recién nacido
arrojado a esa boca que se abre
profunda en la tierra
siempre dispuesta a devorar
Desplazamientos. El libro de Paula Aramburu reúne 41 instantáneas en permanente retorno. De tiempos cíclicos, la tierra, los seres, las cosas regresan siempre al punto de partida. No hay una imagen soslayada de la muerte, tampoco el retrato de ceremonias, sí hay señales de ciertos actos y circunstancias posteriores a una pérdida, escenas cotidianas de la nebulosa íntima entre la realidad, la añoranza y la incertidumbre total frente al vacío. La voluntad fallida del avance. Aquí, desplazamientos sin progresos. Inclusive, una materia, un cuerpo, pueden permanecer inmóviles o en suspenso, aparentando lo contrario. Se celebra el sostenimiento de un mismo tono, una raíz pulida, un acuerdo de partes entre la música y la necesidad de decir lo imprescindible.