Poemas de Nancy Toselli
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Quizá la llovizna pueda,
como un bálsamo
calmar la tristeza del frío.
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Aquietar el polvo
que desdibuja las casas
abrir las ventanas que cerró el viento
pintar de rojo los malvones
y sacar una canción
de la garganta muda de los sapos.
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Quizá la llovizna pueda
achicar la nostalgia de los viejos
traer a la memoria el olor del trigo,
los corderos nuevos, el gallo negro
y la paz del río.
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Sólo milagros chicos,
que la llovizna hace,
a pesar del frío.
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..
Descubrir entre las llamas
la mirada de un dragón
o en una noche de invierno
encontrar el sitio exacto
en que la estrella más tenue
ilumina el cielo con su temblor.
Calla la voz lo que el cuerpo grita,
si tan sólo un abrazo pudiera
apagar el llanto,
calmar el dolor.
Sed de tierra,
sed de sal,
sed de río que no llega.
Agonizo,
pero no lo nombro.
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El horror es blanco
y silba, como un zorzal
o una armónica
tirada en la banquina
de un camino polvoriento.
El horror es seda,
blanca,
con pavos reales
y un ojo de Buda
escondido entre las plumas.
El horror,
a veces
llega.
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